HASTA LUEGO ANDALUCÍA

Para la doctrina filosóficemigrante[1]a del Punto de vista (Ver El tema de nuestro tiempo. José Ortega y Gasset) nuestro conocimiento, como búsqueda de verdad, funciona de manera selectiva. De la infinidad de elementos que forman la realidad, el individuo, aparato receptor, deja pasar un número de ellos, aquellos que por forma y contenido coinciden con su retícula sensible.

Porque el sujeto no está vacío, aunque algunos lo parecieran, porque estamos modelados, vemos el mismo paisaje de distinta manera. Mas no significa esto que yo esté en lo cierto y usted en lo incorrecto, sino que ambas apreciaciones describen la realidad  mirada  desde distintas perspectivas.

Es por ello que ante la penosa situación laboral por la que pasa Andalucía, existirán todos los puntos de vista a la hora de analizar causas, efectos, culpables, sufridores, etc. Pero sería poco coherente, sea cual sea la perspectiva, que la falta de acuerdo nos llevara a un estado de insomnio que hiciese imposible el sueño colectivo de mejorar esta tierra. Decía Miguel de Unamuno que mientras  el sueño individual es ilusión, el de dos (En este caso el colectivo) es lo real, y nosotros tenemos que ponernos de acuerdo para hacer realidad ese sueño común llamado Andalucía. Porque todos, independientemente de nuestras ideologías, queremos de ésta   una tierra de oportunidades.

Creo que en los últimos treinta años nuestros dirigentes, seguramente para tapar los defectos causados por tantos años de desequilibrio social, han abusado de un proteccionismo inusual con aquellos ciudadanos que ¿necesitaban? de ellos a la hora de conseguir sus ilusiones personales. Subvenciones, Becas, Ayudas, son mecanismos de corrección en los  desequilibrios sociales, siempre y cuando se haga uso de ellos de forma eficiente y con sus correspondientes contrapartidas. Usted señor estudiante, que no tiene medios para conseguir su meta de ser Licenciado, recibirá su correspondiente beca si cumple una serie de requisitos como el sobresalir (Y no digo aprobar) en las materias que conforman dichos estudios. No se trata de que entre todos paguemos sus estudios  para que disponga de un titulo en la pared de su casa, sino de que se comprometa con sus convecinos a realizar el esfuerzo necesario para que el capital invertido en  su desarrollo personal reporte en el bien colectivo.

Libertad sí, corrección de desigualdades también; pero ¿y los valores de lucha y superación?  Parece que con esta forma de actuar hemos arrebatado a nuestra tierra del coraje necesario para superar una, y mil veces, los obstáculos típicos del camino. El ciudadano andaluz, ante cualquier imprevisto, mira al político de turno esperando le deshaga el entuerto. Busca de nuevo su ayuda para regatear las piedras del destino, sin parar a pensar que su esfuerzo y superación son los medios disponibles para el desarrollo como persona,  para el desarrollo como pueblo.

Me indicaba hace unos días un amigo, el cual ve las verdades desde una perspectiva lejana a la mía, que con la actual política llevada en Andalucía nos van a obligar a tener que abandonar nuestra tierra, a buscarnos el pan en lugares más tristes que este. Creo que su apreciación es tan veraz como inminente. Hoy, y me refiero a aquellos que estamos desempleados, si creemos en los valores de  lucha, esfuerzo y superación como  medios necesarios para alcanzar las metas soñadas, no tenemos futuro en esta tierra tan maravillosa de vivir llamada Andalucía.

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